El balonmano femenino de Cantabria vistió sus mejores para celebrar una fiesta por todo lo alto. La convocatoria de la Selección Absoluta cántabra así lo merece. Más aún cuando una superclase como Vero Cuadrado decide enfundarse la elástica del equipo local. En frente, un recién ascendido a División de Honor como el Jofemesa Oviedo y en la grada del Trueba muchos espectadores con ganas de pasárselo bien.
El resultado de este combinación festiva fue un partido con poca tensión y muchas sonrisas. Desde el primer minutos, las miradas de todos los espectadores se posaron sobre los hombros de Vero Cuadrado. La ex internacional española comandó al combinado regional con un gesto permanente de felicidad en el rostro. Estuvo cómoda e hizo estar cómodas al resto de pupilas de Fran Martín. Y aunque le costó entrar en partido, no tuvo dificultades para hacer y deshacer a su antojo.
Las asturianas poco o nada pudieron hacer. El equipo oventense se presentó en Torrelavega con una formación muy joven y muchas ganas de cuajar una buena actuación. Y en parte, lo consiguieron. Paula Rodríguez, torrelaveguense enrolada en las filas azules, fue la más destacada de una escuadra en la que los goles llevaron la firma de Nazaret Calzada. La extremo derecho dio una clase de fundamentos durante el primer acto.
El partido transcurría con el ritmo propio de los encuentros veraniegos. Pocas interrupciones, pocos contragolpes y ningún golpe innecesario. Un lanzamiento potentísimo de Nazaret Calzada dejaba el tanteador en 18 – 11 en el ecuador del choque.
En la segunda parte, las cántabras confirmaron su superioridad. Dos tantos consecutivos de Vero Cuadrado espolearon al resto de sus compañeras. Con la pivote internacional en pista, las locales abrieron una brecha superior a diez tantos en el electrónico. Bien es cierto que el marcador no era lo más importante pero el combinado regional fue un rodillo ante el que nada pudo hacer el joven conjunto asturiano.
Jofemesa Oviedo todavía tiene muchos meses por delante para encarar su debut en la División de Honor y sobre el Trueba mostró que tiene talento para exportar. Irene Espínola demostró que va sobrada de fundamentos. Sus lanzamientos desde el lateral limpiaron las escuadras de la meta local.
El tramo final del partido fue un intercambio de acciones vistosas. Vaselinas desde el extremo, fintas mareantes, paradas imposibles y goles. Muchos goles. Hasta un total de 35 para el combinado cántabro por los 20 de las ovetenses. Aunque lo realmente importante fue que el balonmano femenino tuvo el reconocimiento que se merece.
